Un país de matriz limpia
Por: El Espectador (Extracto) | Agosto/29/2016
Viento, sol y agua. El poder de los elementos se ha convertido en una opción viable para las empresas de energía del país. En ellos encuentran seguridad y eficiencia.
En tiempo en los que cuidar el medioamiente y disminuir la huella de carbono se ha convertido en prioridad para los países desarrollados y en vías de desarrollo, las fuentes de energía renovables dejan de ser una opción y se ocnvierten en una obligación. En países como Colombia comienza a verse un mayor interés por este tipo de modelos de generación de electricidad, tanto de parte del Estado como del sector privado.
Antes que nada, hay que aclarar que el país ya genera la mayoría de su electricidad de una forma limpia, pues, como lo explica la Cámara Colombiana de la Energía (CCE), “en un año típico sin fenómenos de El Niño o La Niña el 70% de la energía que consume Colombia proviene de plantas hidroeléctricas. Con El Niño esto se reduce hasta el 55% y con La Niña se incrementa hasta un 85%”.
De ahí el nacimiento de la Ley 1715 de 2014, que ofrece toda una serie de beneficios para los inversionistas que traigan al país proyectos de energías renovables no convencionales. Aunque la CCE señala que todavía hay fallas en esta regulación, ya hay un considerable abanico de empresas que están en proceso de instalar proyectos limpios.
Manuelita
En un país predominantemente agrícola como Colombia, no es de extrañar que la segunda fuente de energía renovable más usada sea la biomasa proveniente de la caña de azúcar. De hecho, varias empresas, como el grupo Manuelita, vienen apostándole a esta alternativa como fuente de electricidad dentro de sus instalaciones desde el 2006. Aprovechan los residuos que quedan de la producción del azúcar, como el bagazo de la caña, la fibra, el cuesco y el raquis de la palma, y los efluentes que resultan de la extracción del aceite del fruto de palma, para producir más de 15 MV de energía y alimentar las plantas de procesamiento que tienen en el Valle del Cauca, Meta y Casanare. Tal ha sido el éxito de esta estrategia que en marzo de este año comenzaron a venderle sus excedentes a la red interconectada.